Las compañías aéreas RyanAir y Virgin Galactic ya están compitiendo en sus propósitos de ofrecer viajes de bajo costo a la Luna y afirman que este destino, en el año 2020, puede ser tan atractivo para las vacaciones como el mejor lugar de la costa mediterránea.
Si alguno de Uds. se animan a ello sin duda que su recorrido turístico incluiría la visita, en un lugar de la superficie lunar, a una placa colocada allí desde 1969 que dice: “Aquí, unos hombres procedentes del planeta Tierra, pisaron por primera vez la Luna en Julio de 1969 D.C. Vinimos en son de paz en nombre de toda la humanidad”. Está firmada por la tripulación del Apolo 11 (Neil Armstrong, Buzz Aldrin, y Michael Collins) y por el entonces presidente de los Estados Unidos (Richard Nixon).
MISIONES EN MARCHA
¿Es lo anterior algo más que ciencia-ficción? Pensemos que el espacio externo terrestre tiene ya una gran actividad circulatoria y son ya más de quinientos satélites activos los que nos orbitan constantemente pero, pronto, la situación puede hacerse similar en la Luna y ya están o estarán pronto por allí más de una decena de satélites de China, Japón, India, Rusia y Estados Unidos para investigar la Luna y sus recursos.
El principal atractivo de la Luna como objeto de deseo astronómico es su cercanía que permite su visualización directa y que, incluso países modestos, puedan soñar con su abordaje. De hecho, según el director de la NASA, Michael Griffin. "Estamos preparando la vuelta a la Luna en 2018"
Un ejemplo esclarecedor es el de la sonda espacial japonesa Kaguya, previamente conocida como SELENE que llegó a la Luna en octubre de 2007 con varias misiones: construir mapas detallados de la superficie lunar, buscar agua (un recurso clave para los futuros alunizajes tripulados) congelada en cráteres profundos y estudiar el campo gravitacional de la Luna. Para Barbara Cohen, una científica lunar del Centro Marshall para Vuelos Espaciales la nave "Kaguya es como el Cadillac de las misiones en este momento”. Está compuesta por tres satélites separados y tiene instrumentos excelentes que pueden ser orientados todos simultáneamente sobre el mismo punto sobre de la Luna. Entre esos instrumentos está una cámara de televisión de alta definición que está enviando a la Tierra imágenes bellísimas de gran precisión.
En la proyectada misión de la NASA hacia el 2018 irán cuatro astronautas en una cápsula del tipo CEV (Vehículo de Exploración Tripulado), lanzada por un cohete. La misión incluirá una estancia de una semana en el satélite, cuatro veces más tiempo que las misiones "Apolo". Pero, además, el programa "permitirá establecer una presencia permanente en la Luna" con el objetivo de preparar astronautas para misiones a destinos más lejanos. Estas naves CEV también se usarán para la transferencia de un máximo de seis astronautas a la Estación Espacial Internacional (ISS). El CEV lunar despegará desde un nuevo lanzador un lanzador pesado constituido por dos cohetes y cinco motores de trasbordador. Una vez en el espacio, el vehículo se acoplará a otra nave, ya en órbita. Y, a su regreso a la Tierra, la cápsula empleará cuatro paracaídas para posarse en un desierto del oeste estadounidense.
COLA MAGNÉTICA
La Luna no es un lugar de perpetua calma como podría parecernos superficialmente. Pasan cosas, extraordinarias cosas. Los investigadores de la NASA han descubierto que ello ocurre en cada órbita lunar, durante la Luna llena, cuando ésta recibe los golpes de la cola magnética de la Tierra.
En un símil, fácil de entender, imaginemos que la Tierra está envuelta en una especie de burbuja de magnetismo, originada desde una dínamo situada en el núcleo de la Tierra. En el espacio, el viento solar presiona contra esa burbuja, estirándola, formando una larga cola magnética en la misma dirección que el viento solar. Cada ciclo lunar, la Luna entra en la cola magnética tres días antes de que sea Luna llena, tardando unos seis días en cruzar y salirse de la cola.
Durante esos seis días de cruce, la Luna queda inmersa en una enorme nube de partículas cargadas calientes. Las partículas más ligeras son electrones que salpican la superficie lunar y la cargan negativamente. En el lado de la Luna donde es de día, la luz solar contrarresta ese fenómeno ya que los fotones UV solares desprenden los electrones de la superficie. Pero en el lado donde es de noche lunar, todo hace suponer que se acumulan los electrones y se pueden alcanzar voltajes de cientos o miles de voltios, por lo que si un astronauta se encontrase allí, al rozar a otro astronauta, o tocar una pieza electrónica se produciría una molesta descarga eléctrica. Y como esas partículas de polvo lunar tenderían a flotar sobre la superficie ello crearía una atmósfera nocturna de molesto polvo que mancharía los trajes espaciales, rayaría las superficies lisas de cualquier instrumento y haría complicada la estancia de los astronautas.
No existen pruebas directas de todo ello (nadie ha estado allí en esas condiciones) pero hay que suponer que el polvo flotante volaría como si fuese viento en dirección a donde fuese día y que el efecto de esa tormenta de polvo sería más acentuado en la línea que divide el día y la noche. Los datos procedentes de la nave espacial Lunar Prospector, de la NASA, que orbitó la Luna en 1998-99 y estudió muchos cruces de la cola magnética indican que esas suposiciones son acertadas. En todo caso serán los próximos astronautas lunares los que aclaren los hechos.
ANÉCDOTAS LUNARES
Aunque Ud. no pueda estar físicamente en la Luna de un modo casi inmediato su nombre si puede estarlo. A finales del presente año la NASA enviará a la Luna la sonda LRO (iniciales de Orbitador de Reconocimiento Lunar, en inglés) que durante un año buscará evidencias de la existencia de agua y de hidrógeno, estudiará posibles lugares de alunizajes para las próximas misiones, investigará los peligros para la salud del viento de polvo eléctrico lunar, y acompañará a su hermano satélite de observación de cráteres
La NASA ofrece a todas las personas interesadas, que quieran viajar a la Luna de manera simbólica, un microchip que transportará sus nombres hacia la órbita lunar. Hasta el 27 de junio se pueden inscribir en el microchip los nombres de las personas interesadas a través de Internet, en www.nasa.gov/lro, desde donde también se puede obtener impreso un certificado de ello. La respuesta es instantánea. Ya suman alrededor de un millón los nombres inscritos. La iniciativa está coordinada por la NASA, la Sociedad Planetaria de Pasadena, en California, y el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins de los EE.UU.
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